complejo de edipo

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jueves, 10 de marzo de 2016

Desarrollo del tema

CAPÍTULO 1. EDIPO Y ELECTRA.


Un niño enamorado de su madre y una niña de su padre es muy posible si tienen entre tres y seis años de edad Ellos experimentan una etapa de desarrollo en donde tal situación se hace normal.
En la etapa fálica, se manifiestan tanto el complejo de Edipo en los niños como el de Electra en las niñas. Pero, ¿en qué consisten estas manifestaciones?.


¿Por qué se dan estas actitudes?
La psicóloga Natalie Kennedy explica que una de la características humanas es que somos seres sociales. Esto significa que vivimos en constante relación con las demás personas que nos rodean.
Tras muchos años de investigación se ha intentado señalar con precisión las etapas concretas del desarrollo y factores generalizados, para comprender mejor por que una persona desarrolla un rasgo particular de personalidad o falta de progresión en función de su desarrollo.
A pesar del esfuerzo solamente se ha logrado concluir que los primeros seis años de vida giran en torno a la formación y la comprensión de la propia identidad. Preguntas como ¿Quién soy?, soy una persona de importancia? Y cual es mi lugar en la familia? Son muy
frecuentes por parte de los niños en esta etapa.
Los infantes logran respuestas a través del entorno familiar, los cuidados, la calidad de tiempo compartido con los niños y la delación de sus responsabilidades por parte de los padres.


Complejo de Edipo
El Complejo de Edipo se el surgimiento del deseo inconsciente del niño varón por el amor exclusivo de su madre. En ese momento, el niño se comportará de manera hostil
con su padre.
Según la psicóloga Natalie Kennedy, el niño siente que hay una competencia y, durante estos años, experimentará sentimientos intensos de rechazo, celos, fracaso, inferioridad, y dolor cada vez que sus padres estén juntos y note que se llevan bien.
Ella enfatiza que es importante que, en este punto, los papeles de la familia estén en orden y explícitos, es decir, que el niño logre percibir que la madre y el padre trabajan juntos como un equipo.
De acuerdo con las teorías del desarrollo, otra característica de esta etapa es que el niño al fin reconoce las diferencias de género, por lo que es de gran ayuda para el ver que tanto el hombre como la mujer participan en su atención y que existen diferencias entre el papel masculino, retratado por el padre, y el femenino, por parte de la madre.


Complejo Electra
En el caso del Complejo de Electra, la niña sufre de amor hacia su padre y vea la madre
como una contrincante. Este concepto procura explicar la maduración de la mujer.
A diferencia del caso de Edipo, el complejo de Electra pasa más inadvertido, ya que la relación entre las niñas y su madre es más estrecha y esto les dificulta su competitividad.
En la mayoría de los casos, la preferencia de la niña es hacia su progenitor; no obstante, se puede llegar a dar un proceso contrario: que la niña no acepte al padre porque se siente defraudada debido a su rechazo.


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CAPÍTULO 2. EL COMPLEJO DE EDIPO PARA FREUD Y LACAN.


El Complejo de Edipo según S. Freud.
La relación entre el Complejo de Edipo con la noción de una sexualidad en dos tiempos está intrínsecamente vinculada al concepto de represión, “esta primera configuración de amor del niño, que toma a los padres como objetos de deseo y que en los casos típicos aparece subordinada al Complejo de Edipo, sucumbe después, como es sabido, a partir del comienzo del período de latencia, a una oleada de represión” (Freud, 1921). Es después donde la conmoción que producen las modificaciones puberales, impone una nueva oleada de la sexualidad y con ello una reedición de la conflictiva edípica.








De todo lo dicho se desprende que Freud le atribuye al Complejo de Edipo, diversas funciones:


a) El hallazgo de un objeto de amor que deriva de las investiduras de objeto
primarias.


b) La consolidación de identificaciones secundarias que resultan del Complejo de Edipo tras haber resignado a los padres como objetos incestuosos.


c) el acceso a una genitalidad posterior ya que en la etapa fálica se trataba de la instauración de la primacía del falo y no de la genitalidad.


d) la constitución de las diferentes instancias, especialmente la del superyó (como introyección de la autoridad paterna) que marca la prohibiciones del incesto y parricidio, así como también la constitución del ideal del yo.


El Complejo de Edipo según J. Lacan.
Lacan considera, al igual que Freud, que la salida del Edipo se produce favorablemente si el niño se identifica con el padre (de quien deriva el ideal del yo) y el niño pasa de ser (el falo de la madre) a tener. Este paso del registro del ser al del tener es lo que da cuenta de la instauración de la metáfora paterna y de la presencia de la represión originaria. La instauración de la metáfora del Nombre del Padre posibilita al niño el acceso al lenguaje, al orden simbólico.
Lo común en la niña y el varón y que quedó ordenado en los tres tiempos descritos, se extiende hasta "el acto que secciona y disocia", como dice Lacan, al vínculo imaginario, madre-hijo. El nombre del padre operará como prohibición para el niño en tanto lo separa de la madre con angustia, mientras que en la niña esta separación se produce con odio.




De lo dicho se desprende que Lacan le atribuye al Complejo de Edipo, efectos tales como:


a) un corte en el vínculo imaginario entre la madre y el niño.


b) la aceptación de la ley de prohibición del incesto.


c) la renuncia (a nivel imaginario) al deseo de contacto genital con el progenitor del otro sexo.


d) la identificación a un ideal.


e) la asunción del propio sexo.


En fin, la posibilidad de hacerse sujeto de deseo.

CAPÍTULO 3. LOS PADRES COMO RIVALES.


freud menciona que en su práctica ha observado que los sueños de muerte de los padres, recaen sobre el padre del mismo sexo que el señante; es decir que el varón sueña con la muerte de su padre y la mujer con la muerte de su madre.
“las cosas se presentan como si desde muy temprano se abriera paso una preferencia sexual, como si el varón viera al padre, y la niña a la madre, competidores del amor cuya desaparición no les reportaría sino ventajas”.  


la experiencia demuestra que la relación entre padres e hijos, se alcanza a vislumbrar cierto matiz de hostilidad.


¿Cómo debemos actuar?


Lo primero que deben hacer los padres es entender lo que está sucediendo con su hija o hijo y darse cuenta de que la raíz de esta fase son las intensas emociones asociadas con el amor romántico.


Es importante ayudar al niño o niña a comprender las emociones por las cuales está pasando y darle apoyo y orientación. Es decir, el papel de los padres es enseñar los límites saludables y apropiados, y es de suma importancia que analicen su propia relación porque los niños tienen la tendencia inconsciente de repetir los mismos patrones.


La psicoanalista Nora Borenstein afirma que los infantes deben entender que no todo se puede y no todo está permitido, porque existen leyes y reglas.


Una prueba fácil de aprobar.


El vínculo madre-hijo es la base de las futuras relaciones del niño. Durante estas edades, el niño llega a comprenderse a sí mismo y reconoce su lugar en la familia, su lugar con la madre y el padre, y la diferenciación de género.


El único peligro que pueden representar estas etapas no es que el niño pase por ellas, sino más bien que se estanque en una determinada y , aunque es poco probable que eso suceda, para mayor seguridad no olvide brindarle a su hijo el apoyo necesario.

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